"Sabemos que a los dictadores les gusta intercambiar métodos y tácticas entre sí: amordazar a las organizaciones no gubernamentales internacionales, acusar de 'agentes extranjeros' a cualquiera, ahogar la libertad de expresión online... Aliyev pudo haber estado leyendo sobre la experiencia de China de secuestrar disidentes a través de las fronteras con impunidad", reflexionó The Washington Post. "Sería bueno que más gobiernos denunciaran las desagradables tácticas de Aliyev. Podría restringir el alcance de los tiranos".
El prestigioso periódico estadounidense relató la historia de Afgan Mukhtarli, un periodista azerbaiyano crítico del régimen de Aliyev que había escapado dos años atrás a Tbilisi, capital de Georgia. "Mukhtarli, abiertamente crítico del autoritario presidente azerí, Ilham Aliyev, había investigado la corrupción en el Ministerio de Defensa de Aliyev".
Según lo informado por la familia y abogados de Mukhtarli, el pasado 29 de mayo el periodista fue secuestrado mientras volvía a su casa en Tbilisi, golpeado y llevado con los ojos vendados a la frontera de Azerbaiyán. Allí, le colocaron 10.000 euros en sus bolsillos y lo acusaron de contrabando y cruce ilegal de la frontera. "En el momento de su desaparición, estaba investigando los bienes personales de Aliyev en Georgia; también había contribuido a los informes a Meydan TV, un medio digital independiente de Azerbaiyán".
A principios de mes, el Proyecto de Denuncia contra la Delincuencia Organizada y la Corrupción (OCCRP) publicó una investigación periodística colaborativa titulada "El Laundromat ('lavandería') de Azerbaiyán" en la que denunciaron una red de lavado de dinero del gobierno de Aliyev, con pruebas de dádivas a políticos europeos, empresarios y periodistas para lavar la imagen del país y ocultar las violaciones a los derechos humanos de su régimen.
