Hace unos días se conoció que el Qarabag FK, equipo de fútbol de Azerbaiyán, jugará la UEFA Champions League contra el Chelsea, la Roma y el Atlético de Madrid. El club, que se presenta a sí mismo como un club de refugiados, víctima de la guerra, esconde en realidad una historia mucho más oscura.
El club y su estadio, el Imarat, se fundaron en la ciudad de Ağdam en 1951, en ese momento parte de la República Socialista Soviética de Azerbaiyán. Durante la guerra entre Azerbaiyán, Nagorno Karabaj y Armenia, el ejército de liberación de Karabaj tomó la ciudad y los habitantes, junto con el club, se vieron obligados a desplazarse a otra región.
Nagorno Karabaj, una región históricamente poblada por armenios que había sido entregada unilateralmente a Azerbaiyán por la Unión Soviética en 1921, votó en 1988 la separación de Azerbaiyán, lo que en su momento desembocó en masacres y persecuciones a armenios y luego en una guerra que se extendió hasta 1994, cuando el ejército de Nagorno Karabaj apoyado por Armenia venció al ejército azerí. En 1994 se acordó un régimen de alto el fuego firmado por representantes de las Repúblicas de Armenia, Nagorno Karabaj y Azerbaiyán. En 1991 se fundó la República de Nagorno Karabaj mediante un referéndum, se inició el proceso de independencia y logró constituirse como una república con todas las instituciones democráticas de un Estado de derecho, que pelea por su reconocimiento internacional. Hoy, el gobierno del presidente azerí Ilham Aliyev mantiene una política de amenaza con reiniciar la guerra, llegando incluso a atacar poblaciones civiles como ocurrió en la "guerra los cuatro días" del 2 de abril de 2016.
Como consecuencia de la guerra, Qarabag perdió su estadio que, como toda la ciudad, quedó en ruinas y deshabitada, y debió empezar a jugar en estadios de otros equipos de Bakú. El club tuvo problemas financieros hasta el 2001, donde comenzó a ser sponsoreado por Azersun Holding, una de las empresas más importantes de Azerbaiyán. El repunte económico coincidió con victorias deportivas en el plano local, que lo llevaron a comenzar a jugar también competiciones europeas como la Europa League y la UEFA Champions League.
"Al frente del Qarabag está Tahir Gozal, hijo del dueño de Azersun al que vinculan con Aliyev en paraísos fiscales", escribió el periodista español Aitor Lagunas, citando una investigación del International Consortium of Investigative Journalists, el mismo que dio a conocer los Panamá Papers. "El Qarabag es un club exiliado, considerado mártir en Azerbaiyán, pero justo por eso es una excelente campaña de imagen para el poder", agregó Lagunas.
El club tiene una militancia activa a favor de la reunificación de Karabaj a Azerbaiyán. Se presentan como víctimas de los armenios (a pesar de que la guerra fue iniciada por Azerbaiyán) y se autodenominan el "club de los refugiados". Un ejemplo de su actividad de lobby se dió hace unos días, cuando el importante diario deportivo Marca publicó una nota sobre el club y aclaró que Nagorno Karabaj no era un territorio de Azerbaiyán. El club (junto con la embajada azerí en España) se contactaron con la editorial y exigieron se modifique el texto. El 24 de agosto se conoció la noticia de que el presidente Aliyev otorgó por decreto unos 600.000 dólares al club por su "contribución al fútbol en Azerbaiyán".
En cada instancia internacional que participa el club, aparecen una serie de gacetillas de prensa que los medios a veces replican, en las que se presenta al Qarabag desde su visión del conflicto: un club de refugiados, víctimas de los armenios, y que lucha por volver a su estadio. "La realidad es distinta. El Qarabag, como toda la población civil de Armenia, Azerbaiyán y Nagorno Karabaj, es víctima de una guerra iniciada por el gobierno de Azerbaiyán. Su función, actualmente, es subordinar los logros deportivos a la propaganda y las mentiras de una dirigencia que amenaza constantemente con reiniciar la guerra contra Nagorno Karabaj y Armenia", declaró Horacio Terzian, presidente de la filial de Buenos Aires de la Unión General Armenia de Cultura Física (Homenetmen), al ser consultado con la agencia Prensa Armenia.
No es la primera vez que el gobierno de Azerbaiyán utiliza el deporte para tapar los fuertes cuestionamientos por parte los organismos internacionales de derechos humanos: Ilham Aliyev no solo mantiene una política de racismo e intenciones bélicas contra los armenios, sino que además mantiene una dura persecución contra activistas y opositores de su país. Human Rights Watch y Amnistía Internacional lanzaron críticas e informes de cara a los Juegos Europeos 2015, y en ese momento instaron a los líderes europeos a no enviar delegaciones a la ceremonia de apertura hasta tanto no se libere y se deje de perseguir a los opositores y disidentes.
Azerbaiyán patrocinó al Atlético de Madrid por varios años. Reporteros sin Fronteras, en el marco de una campaña de denuncia contra los abusos del gobierno azerí, había dicho en ese momento que "era muy chocante que Azerbaiyán tenga tanta notoriedad gracias a los triunfos del equipo madrileño, mientras se acusa al país de ser uno de los peores en materia de libertad de prensa". Algo similar intentó hacer con San Lorenzo, donde ofrecieron un millonario sponsoreo a cambio de que "no haya armenios en la comisión directiva del club". El presidente del club de Boedo, Matías Lammens, rechazó la propuesta.
"Algunos periodistas están mostrando a los armenios como agresores. Le pedimos a la prensa argentina que se informe correctamente ya que esto forma parte de una campaña dirigida a introducir estos falsos conceptos a través del deporte, especialmente el fútbol, la gran pasión de los argentinos", dice una campaña lanzada en redes sociales entre instituciones de la comunidad armenia.