Según informó el Ministerio de Defensa ruso a la agencia estatal Sputnik, la base aérea rusa de Erebuni, en Armenia, "recibió un lote de modernos helicópteros Mi-24 Hind de combate y Mi-Hip 8MT de transporte" y otra tanda llegará a fin de año.
Al día siguiente, primer ministro de Turquía, Ahmet Davutoglu, hizo unas fuertes declaraciones: acusó a Rusia de llevar a cabo una "limpieza étnica" en Latakia, Siria, contra turcomanos y sunitas y amenazó con llevar adelante sanciones económicas contra Moscú, medidas que el gobierno ruso ya tomó contra Turquía. Previamente, Rusia había denunciado a Turquía en la ONU por haber desplegado tropas en Irak, cerca de Mosul, lo que provocó un amplio rechazo entre distintos países y un grave conflicto diplomático con Bagdad.
En ese mismo sentido, Rusia lanzó una fuerte ofensiva mediática contra las autoridades turcas, acusándolas de complicidad con el Estado Islámico y de permitir el paso del petróleo usado para financiar a los yihadistas. Días atrás, el Ministerio de Defensa ruso presentó imágenes de satélites y pruebas acusando a Bilal Erdogan, hijo del presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, de facilitar y beneficiarse económicamente del contrabando de petróleo del Estado Islámico a través de Turquía.
El mismo martes 8, Rusia atacó posiciones terroristas en Raqqa con misiles lanzados por primera vez desde un submarino en una posición sumergida en el mar Mediterráneo.
Mientras tanto, en la frontera entre Nagorno Karabaj y Azerbaiyán, el ejército azerí envió, por primera vez desde el alto el fuego de 1994, un tanque de guerra, causando la muerte de un soldado armenio. El ejército armenio respondió atacando un asentamiento azerí. "Lo que está haciendo Azerbaiyán no es más que una manifestación clásica de terrorismo. Con su política, se hace imposible esperar algún tipo de progreso en el proceso de negociación en un futuro cercano", manifestó el vocero del Presidente de Nagorno Karabah, David Babayan.
