Murazi, que vive en Ereván, le pidió al gobierno armenio que deje entrar a los refugiados al país ya que su comunidad podía proporcionarles alojamiento y trabajo en las zonas rurales, donde vive la mayor cantidad de población yazidí.
Según declaró a los medios locales, más de 20.000 yazidíes fueron desplazados por los radicales islamistas suníes. "Queremos traer a 150 de ellos a Armenia, ya que dicen que se sentirían mucho más seguros al estar entre cristianos", explicó Murazi. Se estima que hay 40.000 yazidíes en Armenia, siendo la minoría étnica y religiosa más grande del país.
A fines de agosto, el gobierno de Nagorno Karabaj se había mostrado dispuesto a recibir a los refugiados: Davit Babayan, portavoz de la presidencia de Karabaj, expresó que, a pesar de los problemas socioeconómicos que enfrenta la república aún no reconocida, "como Estado comprometido con las normas democráticas y humanitarias, vamos a tratar de ayudar a las personas tanto como podamos".
Khatchik Der Ghougassian, profesor en la Universidad de San Andrés y especialista en Medio Oriente, explicó en la edición del domingo 7 de septiembre del diario La Nación, que "la creación de Estado Islámico rompe la continuidad de la amenaza de la creación de un área de dominación chiita de Irak, Irán, Siria y el Líbano, percibida por las monarquías del Golfo. Es una amenaza a esas monarquías y a Turquía, que les facilitaron el acceso a la región, les dieron armamento y logística y hoy no pueden controlarlo".
Además, recordó que "aunque el primer objetivo de este islamismo muy dogmático es la lucha contra los chiitas, los más vulnerables son los cristianos. Se busca su extinción en Medio Oriente. Se está destruyendo su patrimonio, sus monasterios, sus iglesias milenarias sin dejar huellas. El cristianismo está desapareciendo de la región en los últimos veinte años y el califato es su mayor y más absoluta amenaza".
