Solange Merdinian es una cantante cordobesa que vive hace más de 15 años en Estados Unidos. El 7 de junio será la encargada de cantar el himno en la pelea entre Sergio "Maravilla" Martínez y Miguel Cotto en el Madison Square Garden, Nueva York. Prensa Armenia se contactó con ella para conocer más sobre su historia, su carrera y sus proyectos.
Más allá de ser una artista reconocida mundialmente, el 7 de junio vas a cantar por primera vez para un público masivo de argentinos, ¿te moviliza emocionalmente esa idea o lo tomás como una presentación más de tu carrera profesional?
Sí, ¡obviamente me moviliza! He cantado poco en Argentina desde que me fui a los 14 años. Recién en diciembre de 2012 realicé mi primera presentación en Córdoba. Y no solo es cantar para un público masivo de argentinos, sino que es representar a Argentina, a mi país, a través del himno nacional.
En Estados Unidos existe una fuerte presencia de la comunidad armenia, y también un gran peso de los latinos. ¿Te sentís parte de alguno de estos colectivos?
Me gusta la frase que utiliza Charles Aznavour cuando le preguntan si es más armenio o francés y dice "soy como el café con leche... no sabés cuánto café o cuánta leche tiene". Estoy involucrada bastante en el medio armenio, soy una de las solistas de la Catedral San Vartan en Nueva York desde que me mudé hace 14 años, he realizado conciertos para la comunidad Armenia de Nueva York, Boston, Montreal, entre otros.
Y sí, la sangre tira obviamente y estando en otro país, al ser armenia siempre sabés que tenés familia extendida por todo el mundo. En realidad, los latinos somos iguales, con los latinos tenemos un trato diferente al norteamericano, y hay otro tipo de conexión, otro tipo de amistad, más como nosotros.
Como descendiente de armenios, ¿qué nos podés contar de la integración de tus familiares de esa generación a la sociedad argentina de esa época? ¿Cómo te resultaron a vos los primeros años en Estados Unidos?
Como la mayoría de los armenios que siguen siendo parte de la armenidad argentina y como cualquier minoría en un país nuevo, se supieron adaptar como podían, manteniendo sus raíces fuertes, las raíces armenias. Se adaptaron sin perder su identidad, sus valores, su fe y su integridad. Y tres o cuatro generaciones más tarde, estas cualidades siguen en pie.
Los primeros años en Estados Unidos dentro del ámbito armenio fue solo cantar en la Catedral San Vartan o cuando me invitaban a dar conciertos. No tenía muchos amigos armenios, ya que cuando uno no crece con el grupo de amistades, es difícil entrar a esa edad incorporarse a grupos de amigos ya formados. Ahora tengo un grupo genial y nos juntamos seguido, ¡estamos planeando que visiten Argentina a fin de año así conocen!
¿Qué géneros abarca hoy tu repertorio? ¿Hay alguno que te gustaría incorporar?
Mayormente he hecho música clásica, mi carrera la formé en eso. Cuando me recibí en 2009, comencé con óperas, conciertos de música de cámara, recitales de piano y canto, y luego me salió un tour de una ópera contemporánea que en realidad no tenía nada que ver con la técnica que aprendí: sonidos amplificados, sin vibrato, algo muy diferente a lo que estudié. En medio de todo eso, hice un show del gran compositor Piazzolla, que se llama María de Buenos Aires, y eso fue una experiencia única, porque por primera vez canté en el escenario un papel que era completamente no clásico, era tango tango. ¡Y me abrió el paladar, me sentí súper natural! La música clásica y la ópera requieren muchísima disciplina, no al estudiarla, pero el estilo de vida de una cantante de ópera/clásica es muy estricto, me tengo que fijar de no hablar mucho el día de la actuación, asegurarme que tenga toda la energía posible y concentración, no tomar o comer ciertas cosas, etc. En cambio, cantando algo más "popular" no hay presión o stress, no hay tantas reglas, es algo más libre, así que fue algo renovador para mí, me encantó.
Desde que tenía 16 años, siempre quise hacer música tipo Cabaret, al igual que el estilo de Frank Sinatra, Milva, Charles Aznavour. Ahora que estoy entrando en otra etapa de mi carrera, puede ser que tenga la oportunidad de realizar algo así, me encantaría.
¿Qué nos podés contar del festival “New Docta”?
El Festival Internacional de Música New Docta, fue todo fruto de una idea de mi hermano Sami, que es un gran violinista, y mío, desde que nos fuimos de Argentina. Él, Yves Dharamraj, un amigo y talentoso cellista franco-americano y yo, decidimos crear el festival y la Fundación New Docta, con el fin de inspirar y promover la música en Córdoba, Argentina y el resto de Latinoamérica, creando un puente entre Estados Unidos y Argentina.
Cuando éramos pequeños, en Córdoba tuvimos mentores que nos guiaron y nos habilitaron a descubrir el amor por la música, y sin ellos y el apoyo de nuestros padres, no estaría hoy aquí hablando con ustedes.
Durante el Festival que este año se realizará desde el 1º al 7 de septiembre en Córdoba, realizaremos conciertos didácticos para niños y jóvenes en escuelas públicas y privadas, en hospitales, al igual que clases magistrales y clínicas en la Universidad Nacional de Córdoba y conservatorios para estudiantes de esas instituciones y para cualquier músico fuera de ellas que se quiera inscribir, con el fin de ayudar y guiar jóvenes promesas y habilitar un puente con Estados Unidos para más desarrollo.
Traemos músicos de Estados Unidos junto a nosotros tres, los co-fundadores y directores artísticos, para realizar todas las actividades durante la semana del festival, y también colaboramos con artistas locales en conciertos. Todo se realiza de forma gratuita excepto el concierto de clausura que será el 7 de septiembre en el Teatro del Libertador donde invitamos al Coro de Niños del Domingo Zipoli (donde fui de niña) para que participen del concierto junto al grupo Sybarite5 y otros invitados. Este año será el segundo festival y esperamos que siga por muchos años más. Pueden seguir la información via Facebook en mi fanpage Solange Merdinian Mezzo-Soprano y en la de New Docta International Music Festival.
Solange cantando "Cortadera, Plumerito", de Carlos Guastavino: