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lunes, 16 de diciembre de 2013

Fuerte reacción a los dichos del Canciller de Turquía en Armenia

16.12.13
Luego de las declaraciones del canciller de Turquía, Ahmet Davutoglu, en Ereván, en el marco de una reunión del Consejo de la Cooperación Económica del Mar Negro (BSEC), donde dijo que "las deportaciones masivas de armenios realizadas durante el Imperio Otomano a inicios del siglo XX fueron un error y un acto inhumano" y habló de crear una "conciencia colectiva" y una "memoria justa" sobre los hechos, distintas personalidades de la comunidades armenias de Sudamérica y expertos en el tema salieron al cruce con diversas críticas y respuestas.

El vicepresidente de la Internacional Socialista y miembro del Consejo Nacional Armenio mundial, Ing. Mario Nalpatian, sostuvo que “las declaraciones de Davutoglu son intrascendentes, no agregan nada” y "fueron hechas para agradar a algunas cancillerías occidentales que, con insistencia piden a Turquía el reconocimiento del Genocidio armenio”. Al mismo tiempo, subrayó que "es casi una burla hablar de las 'deportaciones', ya que ese era el nombre de la ley con que el gobierno turco puso en marcha el plan sistemático de aniquilamiento del pueblo armenio en 1915".

Consultado sobre el tema, Marcelo Cantelmi, periodista y jefe de política internacional del diario Clarín, opinó que no es un cambio de discurso pero sí un cambio de actitud. “Hay muchas cosas inmutables que están dejando de serlo y el negacionismo turco puede ser, en algún momento, una de ellas” sostuvo el prestigioso periodista.

El sociólogo y director del Departamento de Ciencia Política y Estudios Internacionales de la Universidad Di Tella, Juan Gabriel Tokatlian, criticó que se haya puesto el acento en las deportaciones para evitar hablar del genocidio: "Lamentarse por lo primero sin mencionar lo segundo es como preocuparse por el transporte que llevaba a millones de personas a Auschwitz sin mencionar el Holocausto padecido por tantas víctimas de la Shoah".

Ricardo Yerganian, exdirector del Diario Armenia de Buenos Aires, también hizo una comparación con el genocidio cometido por el nazismo: "¿Podría Davutoglou afirmar del mismo modo que las deportaciones de judíos a los campos de concentración nazis eran "inhumanas" y evitar así el reconocimiento del Holocausto?".

Jorge Dolmadjian, del Consejo Nacional Armenio de Buenos Aires, advirtió que “a medida que se aproxime el centenario (del Genocidio contra el pueblo armenio en 1915) van a mostrarse comprensivos con el dolor armenio, pero sin que eso tenga consecuencias políticas ni jurídicas”. "Es la teoría de los dos demonios, 'pasaron cosas malas pero los turcos también sufrieron'", argumentó.

"Esta es otra forma de decir que los armenios no fueron exterminados de acuerdo a un plan estatal; solo 'deportados' para salvar su vida o porque eran sospechosos en su lealtad hacia el Imperio Otomano", argumentó Khatchik Der Ghougassian, profesor de la Universidad de San Andrés y presidente del Consejo Nacional Armenio de Sudamérica.

Leo Moumdjian, conductor del programa radial Ayres de Armenia recordó que “en el discurso político existe una descripción para este tipo de declaraciones utilizados campañas políticas: la ´langue de bois´ o lengua de madera. Una retórica vacía de significantes, que cae en lugares comunes y que nunca dice nada”.

"Calificar de inhumana deportación a lo que, en verdad, constituyó el intento sistemático de eliminar todo un pueblo, es solo una versión refinada del tradicional negacionismo turco", consideró el abogado Diego Dolabjian.

Davutoglu debe demostrar si seguirá lamentando frente a la prensa este ´acto inhumano´ o si tendrá la valentía (humana) de asumir las consecuencias del mismo frente a sus víctimas”, sentenció Federico Waneskahian del Consejo Nacional Armenio de Uruguay.

Finalmente, el geólogo James Onnig Tamdjian, del Consejo Nacional Armenio de San Pablo, advirtió que "este tipo de declaraciones son la forma más sofisticada y perversa de la negación. Los dichos tienen como objetivo crear un efecto positivo en la opinión pública internacional, dando un fingido rostro humanista al gobierno turco, creando eufemismos y premisas falsas en un intento de evitar posibles castigos por este delito que, según el Derecho Internacional, son imprescriptibles”.

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