Noticias

Genocidio Armenio

Internacionales

Cultura y sociedad

miércoles, 18 de enero de 2017

Periodistas y personalidades recuerdan a Hrant Dink a 10 años de su asesinato

18.1.17
El 19 de enero se cumplen 10 años del asesinato del periodista Hrant Dink en Turquía y para recordarlo, la agencia Prensa Armenia contactó a los profesionales galardonados por el Consejo Nacional Armenio de Sudamérica con la distinción que lleva su nombre. Días atrás, Ali Fuat Yılmazer, exencargado de la inteligencia policial de Turquía, dijo durante una audiencia que el asesinato "no fue impedido deliberadamente" y que "los mecanismos dentro del Estado no se movieron para proteger a Dink". Reynaldo Sietecase, Jorge Elías, Miguel Rep, María Laura Carpineta, Mariano Saravia y Cristian Sirouyan redactaron sus reflexiones sobre lo que significó la lucha y la muerte de quien el escritor y periodista Osvaldo Bayer bautizó como "el Rodolfo Walsh armenio".

Para el periodista y escritor Reynaldo Sietecase, "en Turquía no hay libertad de prensa". "Este es el sello indeleble de los autoritarismos. La doble moral de los países occidentales calla ante esta situación evidente", agregó Sietecase. "Ya lo dijo Camus, la prensa libre puede ser buena o mala pero sin libertad será necesariamente mala. En un nuevo aniversario del asesinato de Hrant Dink, los periodistas del mundo debemos renovar nuestro compromiso ético con la libertad de decir, escribir y denunciar las injusticias políticas y sociales".

Jorge Elías, periodista de Radio Continental y la TV Pública, reflexionó: "Hay tres versiones de la verdad: la verdad, tu verdad y, modestamente, mi verdad. La verdad se cotiza en baja mientras tu verdad y mi verdad ajustan cuentas en la esquina de las redes sociales. Nos queda como atenuante la posverdad. Es el relato emocional que se impone al dato frío. De estar vivo, el periodista armenio de Turquía Hrant Dink, asesinado hace una década, quizá se habría opuesto a la posverdad, como justificativo del Brexit y de la victoria de Donald Trump, con tanto énfasis como renegaba con la verdad oficial, la del Estado turco, sobre el Genocidio Armenio".

"Los periodistas como Hrant no somos fiscales ni jueces, pero tenemos el derecho de exponer, investigar y comentar los hechos que llegan a nuestro conocimiento", agregó. "La convicción no abreva en la encarnadura política ni en el compromiso con una facción, sino en la defensa de valores fundamentales, como la libertad para decir que dos más dos son cuatro. Hrant terminó siendo aquello que jamás imaginó: el mártir de una causa, la armenia, en busca de la verdad. Su muerte, como las de otros periodistas a causa de su trabajo, es paradójica. Gracias a ella, el Genocidio Armenio dejó de ser un tabú en la sociedad turca. No es poco, pero el precio que pagó, su vida, fue el más caro del mundo por haberse empeñado en defender la verdad, tu verdad y mi verdad", dijo en un texto titulado "La muerte de un ruiseñor".

El dibujante Miguel Repiso, más conocido como Rep, opinó por su parte que "cuando un régimen esté podrido, alguien es asesinado". Según Rep, en esta ocasión "le tocó a un señor periodista". "Cuando una historia es negada, sigue muriendo la libertad".

La periodista de Télam, María Laura Carpineta, subrayó que "el asesinato de Hrant Dink y las manifestaciones posteriores conmocionaron al mundo entero y pusieron de relieve una conducta cómplice del gobierno actual de Turquía con grupos nacionalistas violentos". "Con el pasar de los años, lejos de mejorar, el contexto político en el país empeoró y la actitud cómplice del gobierno se transformó en abiertamente autoritaria contra varios grupos, como la oposición kurda y de izquierda, y sectores sociales, como los periodistas y los maestros y profesores críticos", agregó. "Hoy, más que nunca, hay que recordar a figuras como Dink y su férrea defensa de la libertad de expresión y del respeto a las minorías".

Mariano Saravia, periodista y escritor especializado en política internacional, consideró que "es fácil hablar a favor de los derechos humanos en general y sin decir nada en particular", pero "tanto Hrant Dink en particular como el pueblo armenio en general, lo que nos enseñan es a jugarnos, a comprometernos hasta lo incómodo, hasta el dolor, y decir con toda claridad que Turquía sigue siendo un Estado genocida, un Estado terrorista. Un Estado que no reconoce su pasado, no reconoce su génesis, cuando pasó del Imperio Otomano a la República de Turquía en base a un proyecto excluyente y exterminador como el de Kemal Atatürk". Para Saravia, el Estado de Turquía "sigue siéndolo cada vez más, con un régimen neofascista como el de Erdogan".

Por su parte, el periodista de Clarín, Cristian Sirouyan, señaló que "el legado moral del editor del periódico Agos se replica en lasa voces indignadas de centenares de intelectuales, políticos y dirigentes sociales de una Turquía que no logra resolver el conflicto de su laicidad amenazada por el fundamentalismo islámico". "Es el clamor de un creciente sector de la sociedad, decidido -aún a costa de poner en riesgo su propio pellejo- a denunciar los métodos represivos avalados desde las entrañas de un Estado autoritario", remarcó.

"La década que transcurrió desde el asesinato de Dink evidenció la deriva autoritaria del gobierno de Erdogan y la voluntad de amplios sectores de la sociedad turca de luchar por sus derechos y por la justicia a pesar del ambiente represivo en el que viven", dijo Nicolás Sabuncuyan, director del Consejo Nacional Armenio de Buenos Aires. "Su muerte se mantiene viva en la memoria, dentro y fuera de Turquía, dado que las condiciones que gestaron la persecución estatal y paraestatal del periodista hoy se mantienen vigentes, en especial hacia la prensa".

Hrant Dink, de origen armenio, era editor del periódico bilingüe Agos, desde donde denunciaba la situación de las minorías en Turquía y criticaba la política estatal de negacionismo del Genocidio Armenio. Durante su vida fue procesado por el tristemente célebre artículo 301 del Código Penal turco, usado para perseguir a quienes "denigren la identidad turca". La hostigación gubernamental generó el caldo de cultivo para que el 19 de enero de 2007 Dink fuera asesinado por Ogün Samast, de 17 años, en Estambul, a la salida de su periódico.

El 25 de julio de 2011, Samast fue condenado a 22 años y 10 meses de prisión por asesinato premeditado y posesión ilegal de un arma de fuego por el Tribunal Penal Juvenil de Estambul. El ultranacionalista Yasin Hayal, por su parte, fue condenado a cadena perpetua por haber ordenado el asesinato. Al funeral de Dink asistieron miles de personas bajo la consigna "todos somos armenios, todos somos Hrant Dink", algo inédito hasta el momento en la sociedad turca.

Designed By Blogger Templates