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Recuerdo que salió de casa a las diez y media de la mañana. No comió mucho en el desayuno, pero, como siempre, comió algo. Parecía preocupado cuando se levantó para irse. Algo lo estaba molestando. Le di un beso y le deseé un buen día. 'No estés triste. Estas cosas que te preocupan no son importantes. Van a desaparecer cuando vuelvas a casa esta noche. Lo importante es que estamos acá, juntos', le dije, sin saber que era nuestra última conversación. Se fue a trabajar. Tuve una reunión de oración, así que salí, también.
Cuando la reunión terminó, algunos de nosotros nos quedamos para compartir nuestros pensamientos. Una joven amigo me dijo: 'Rakel, ¿cómo puede alguien perdonar lo imperdonable?'. 'Incluso si es un asesino', le respondí, 'tenemos que perdonarlo porque eso es lo que Jesús nos dice que debemos hacer. Si vivimos por su palabra, si seguimos sus enseñanzas, tenemos que encontrar en nosotros mismos la forma de perdonar a esta persona incondicionalmente, porque eso es lo que nos enseñó'. Nunca voy a olvidar esa conversación. Sonó mi teléfono. Era mi hijo. 'Mamá, ¿dónde estás?', me preguntó. 'Rezá', me dijo. Su voz temblaba".
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Rakel Dink |
Así recuerda
Rakel Dink el día en que asesinaron su esposo,
Hrant Dink, hace 9 años. El texto es un extracto de la biografía del periodista armenio titulada "
Hrant Dink: una voz armenia de los sin voz en Turquía", de
Tuba Çandar, periodista turca y su amiga personal. El libro fue best-seller en Turquía en 2010 y fue traducido al inglés recientemente.
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Hrant Dink fue un intelectual armenio de Turquía, un periodista y activista político apuntado por sus opiniones y asesinado en frente de las oficinas de su periódico en Estambul el 19 de enero de 2007. En primer lugar, trataron de echarlo del país con el lema 'amalo o abandonalo'. En respuesta, describió sus sentimientos como 'asustado como una paloma, aunque sé que en este país nuestro, nunca lastiman a las palomas'. Antes de que la tinta de su pluma se secara, le habían disparado en la nuca", señala
Tuba Çandar al comienzo del libro.
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El cuerpo de Hrant Dink luego de su asesinato |
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Hrant fue el primer armenio de Turquía que habló abiertamente en defensa de los derechos de las minorías de su pueblo y en contra de las políticas discriminatorias del Estado turco. También habló de los derechos democráticos de todos los ciudadanos de Turquía. Esto incluye el derecho a hablar libremente del genocidio de los armenios de Anatolia en 1915. Fue su defensa de la democracia lo que lo convirtió en una amenaza para el Estado turco.
Como fundador y editor en jefe del periódico bilingüe turco-armenio Agos, Hrant se convirtió en la primera voz secular de la minoría armenia cristiana. También se convirtió en uno de los más prominentes intelectuales públicos del país, pidiendo la democratización del sistema político turco. Se atrevió a hablar y escribir en contra de todos los tabúes del régimen, desde la cuestión kurda a la prohibición del velo, siempre con el mismo compromiso.
En un país donde las minorías no musulmanas viven en silenciosas y angustiadas comunidades cerradas, su arriesgado compromiso no tenía precedentes. Pero hasta su último día, su valor nunca vaciló".
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Miles de personas recuerdan año a año al periodista |
En el libro, la periodista recuerda que "Hrant fue procesado tres veces por 'insultar y denigrar la identidad turca', según el
artículo 301 del Código Penal de ese país. "Muchos intelectuales turcos prominentes también fueron llevados a los tribunales bajo cargos similares. Entre ellos se incluyen a Orhan Pamuk, Premio Nobel de Literatura, Elif Shafak, otro novelista distinguido, y varios destacados periodistas. Mientras que los cargos contra estos otros se cayeron en la primera audiencia,
solo Hrant fue condenado. Este fue un acto de discriminación, dirigido contra él exclusivamente por ser armenio. Hrant llevó su caso a la Corte de Apelaciones, donde su sentencia fue confirmada seis meses más tarde. A raíz de este último veredicto, las amenazas de muerte que recibía aumentaron en gravedad, pero el gobierno no le ofreció ninguna protección. Al haber agotado los mecanismos de apelación interna, Dink finalmente apeló al Tribunal Europeo de Derechos Humanos para anular el fallo.
Dos días más tarde, fue asesinado en la calle frente a las oficinas de su periódico".
Por el crimen fueron condenados
Ogün Samast, un jóven de 17 años que fue quien ejecutó el crimen, y
Yasin Hayal, miembro de un partido ultranacionalista y acusado de haber incitado a Samast. Año a año, miles de personas de la sociedad de Turquía lo recuerda los 19 de enero bajo el lema "
Todos somos Dink. Todos somos armenios".